Hoy quiero contar un suceso que
me ha pasado en la RENFE, en primer lugar me gustaría decir que no tengo nada
que ver con los empleados de RENFE, solamente tengo algún que otro conocido que
trabaja en dicho estamento.
Al tema: Hoy he salido un poco
más tarde del trabajo y me he dirigido a la estación con el fin de regresar a
casa. Me he puesto a leer un libro super interesante y muy ameno, cuando desde
mi asiento me he fijado que en la estación de Las Matas ha entrado un muchacho,
joven, se ha sentado en un asiento libre y se ha puesto a mirar sus apuntes, yo
calculo que tendría 24 ó 25 años más o menos. Un poco más tarde el revisor ha
pasado solicitando a los viajeros el billete, a mi no me hace mucha gracia,
pues cuando el tren va con retraso o los días de huelga no se les ve nunca por
los vagones, pero … a veces, pasan, y por educación y también por obligación
todos los viajeros le íbamos enseñando o bien la tarjeta de abono transportes o
bien los billetes. Hasta cuando ha llegado al susodicho muchacho, en primer
lugar han tenido una conversación en silencio, me imagino que el revisor le
habrá solicitado el billete y el muchacho le habrá dicho que no lo tenía, me
imagino que el revisor le habrá dicho que tenía que pagar el billete, sino
debería bajarse en la siguiente estación. Y ahí ha comenzado el lío. El muchacho
se ha puesto en pie y a voces se ha dirigido al revisor imprecándole e
insultándole. El resto de los viajeros lo único que hemos hecho ha sido
introducir más la cabeza dentro de nuestros libros, pensamientos, sin tomar
parte ni por uno ni por otro. El revisor con diplomacia, educación le ha dicho,
esta vez un poco más alto que si se negaba a pagar el billete y que si no se
bajaba en la siguiente estación se veía en la obligación de llamar a los de
seguridad, que seguramente irían unos vagones más atrás. El muchacho cada vez elevaba
más la voz, llegando al grito, y entre insultos al revisor le culpaba diciendo
que no era justo lo que dicho revisor pretendía. Al final en la estación de
Torrelodones se ha bajado y entre insultos y gritos ha permanecido durante
varios minutos, el revisor con educación, saber estar, diplomacia y templanza
ha aguantado el aluvión de insultos, incluso un escupitajo que le ha llegado a
su americana.
Cuando al fin el tren se ha
puesto en marcha el revisor ha continuado con su trabajo solicitando el billete
al resto de los viajeros que íbamos en el vagón. Nadie y cuando digo nadie ha
levantado un dedo por nadie. Me he sentido mal y cuando he llegado a la
estación de final he intentado buscar al revisor, sin éxito con el fin de darle
las gracias por haber sabido llevar con templanza dicho suceso.
¿A dónde vamos a llegar? Nos
subimos en la RENFE o cualquier transporte público y la mayoría de las veces
que pasa el revisor siempre hay alguien que no solo no ha pagado el billete, sino
que además se encara con el mismo insultándole, ¿Es lícito subir en un
transporte sin pagar? ¿Quién tiene la culpa de ello? Me gusta mi país, me
gustan mis costumbres, pero no me gusta la deriva de mala educación que ha
tomado la sociedad. Hay que respetar a los demás para que nos respeten a nosotros
mismos. Hay algunos que creen que solo tienen derechos, pero todos tenemos
obligaciones y derechos que nos protegen. Incluso de sin vergüenzas como el de
hoy.
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