En la película Casablanca Bogart, Rick terminaba diciéndole a una bellísima Ingrid Bergman “siempre nos quedará Paris”, esa frase y no otra es la conclusión de esta final del máster 1000 de Madrid.
Ahora debería ser cuando contara lo grande que fue la sombra que proyectó el número uno del ranking ATP, de su incombustible resolución, etc., etc.
Pero ayer, Rafa, nuestro Rafa, se vio desbordado por un tren de mercancías en plena ebullición, el serbio Novak Djokovic, el resultado 7-5 y 6-4, y no es que Rafa jugara mal que a mi me gustó mucho, es que ayer, por mucho que hubiese hecho, el serbio era superior, por mucho más saque que tuviera el serbio devolvía los saques de Rafa, angulados y a la línea, y aún así el balear, luchó hasta que cualquier otro jugador habría supuesto la extenuación.
Se habla de fin de un ciclo, del nuevo número uno, yo digo que Novak, es, ha sido y será un gran jugador. Este año la verdad y hasta el momento está haciendo una campaña increíble, pero la de nuestro Rafa, no está siendo mucho peor. Cayó en cuartos en Australia, y ha sido finalista tanto en Miami, Indian Wells y Madrid y ganó en Monte Carlo, donde el serbio no participó por lesión; puede que si el serbio llegara a las finales de Roland Garros y Wimbledon cosa que supondría una plusmarca de victorias inalcanzable, le haría colocarse en el número uno de manera “provisional”, pues el año siguiente tendría nuevamente que ganar TODO, y creo que no es probable, aunque sí posible, pero teniendo todavía en plena forma tanto a Federer como a Nadal, sin hablar del resto de los españoles, y extranjeros sería harto difícil.
Rafa debe aprender de las derrotas, que aunque tenga pocas, sí son en momentos de finales o semis, pero no deben lastrarle, puede y sabe ganar a Nole como ya ha hecho, 16 victorias por solo 10 derrotas
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