Hoy voy a hablar de fútbol.

Aprovechando que el Tajo pasa por Toledo y el Pisuerga por Valladolid, y no habiendo habido jornada futbolera este fin de semana, me voy a saltar todos los esquemas y voy a hablar de fútbol.

Los comentarios vertidos en este blog, en primer lugar son de mi propiedad, no les voy a atribuir a nadie, pero sí es cierto que como cada uno yo tengo una opinión personal.

Se lee en prensa sobre los horarios, algo de lo que ya se quejó el año pasado el Madrid, en su enfrentamiento contra el Barca, saliendo claramente perjudicado, y me explico. Con los medios de hoy en día de volver en el mismo día, no es lo mismo jugar en casa, a cualquier hora que al día siguiente se puede programar un entrenamiento suave, y preparar el próximo partido, que fuera y sobre todo en el horario de las diez de la noche, en la cual cuando los jugadores regresan a sus viviendas, es ya muy tarde, con lo que es más difícil programar ese tipo de entrenamiento. Y eso es precisamente de lo que amargamente se quejó el Madrid.

Sí es cierto que la franja horaria de las diez es “prime time”, y que siendo uno de los clubs que más dinero gana con el negocio de la televisión, también tiene que adaptarse a ello, pero en lo que respecta al año pasado fue así, ya veremos a ver este año.

Por ejemplo en la segunda jornada el Madrid juega el domingo a la diez cuando la siguiente jornada es entre semana, lo que pierde un día con respecto al Barcelona, eso no se compensa ni con la segunda, ni siquiera con la tercera jornada que jugando los dos en casa tanto Madrid como Barca, lo hacen a la misma hora. Con lo cual ya llevamos UNA.

 Otra polémica que me gustaría hablar es del affaire de las cadenas que tienen los derechos de televisión de la prohibición de la entrada a los medios de radio en los campos de fútbol. El fútbol es un negocio, la radio también pero no consigo concebir ver un partido de futbol si mi radio, no me imagino un domingo sin cascos escuchando la emisora que te guste más, pero sobre todo el futbol sin radio es quitar la emoción que los profesionales de la radio ponen en sus retransmisiones.