El partido comenzaba como cuando se estrena una gran película en una de los cines más importantes. En primer lugar se cerraba la cubierta por el riesgo de lluvia, lo que beneficiaba además de la altura de Madrid más al suizo, que por avatares de la vida, esta vez no se enfrentaba al número uno en una final, sino en el escalón anterior, Una vez saltado ambos contendientes todos se nos caía, incluyendo Rafa, una lágrima por el minuto de silencio emotivo, por el golfista Severiano Ballesteros, (gracias a Seve, que así le gustaba que le llamaran, en este país golfista, pasó de ser un juerguista a un deportista).
Nada más comenzar Rafa se limpio las lágrimas y empezó mucho más dentro que el suizo que errático vio como fallo tras fallo, a las primeras de cambio ya iba 2-0, no fue hasta el 4-3 donde Roger reaccionaría igualando la contienda, parecía que iba a llegar el tie break pero el suizo volvió a romper nuevamente el servicio y se ponía con uno a cero.
Pero para ganar a Rafa has de saber que él te va a ganar un set, y hay que ser más resistente que él para ganarle, en el segundo fue visto y no visto 6-1 poca historia, todo se vería en el tercer set, con una duración ya en torno a las dos horas de partido.
Rafa esta vez no rompió el servicio del suizo hasta el cuarto juego y una vez más en el quinto colocándose con 5-1, solo debía guardar fuerzas y rematarlo con su servicio y así ha sido con un final en comunión con la caja mágica, y dedicándole el triunfo al gran Seve, que con su sonrisa de bonanchon desde el cielo, seguro que se lo ha agradecido.
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